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Viernes, 26 de Abril de 2024
HISTORIA

A la hora de reconstruir el pasado de la diputación lorquina de Campillo hay que conocer las vicisitudes históricas de todo el territorio que actualmente conforma el municipio y, especialmente, de su capital, ya que desde siempre este espacio ha estado determinado por su proximidad a la ciudad de Lorca.
Inmerso en el paisaje del Valle del Guadalentín, la ocupación de este espacio se retrotrae a tiempos prehistóricos, allí donde el hombre buscaba asentamientos que le proporcionaran una subsistencia. Como ocurre con muchas otras zonas del término, los recursos situados en esta margen del río cubrieron las necesidades básicas de los primeros pobladores, sobre todo a partir del período Neolítico, cuando se empiezan a desarrollar actividades agrícolas, ganaderas y sedentarias. Los yacimientos de época argárica se hallan dispersos por todo el valle conformado por el río Guadalentín, aunque su presencia no fue demasiado relevante debido probablemente a la persistencia del hábitat en cuevas hasta finales del IV milenio en Lorca. En ese momento las gentes de esta comarca comienzan a establecerse en poblados.
La escasez de restos arqueológicos que saquen a la luz las huellas del paso de pueblos como el ibérico o romano imposibilitan un estudio profundo de la historia de esta tierra, pero los hechos prueban que su presencia, aunque de manera poco profusa, existió.
La explotación de la vega del Guadalentín se amplió a lo largo del siglo I, comenzando entonces a poblarse las tierras situadas junto a algunas ramblas periféricas del valle, como es el caso de Campillo.
El origen medieval de Campillo
Mayor interés adquiriría el término en época musulmana, período en el que probablemente nazca la población lorquina de Campillo, aunque las continuas batallas en torno a la ciudad y el paso del territorio a la Corona de Castilla, hicieron que la despoblación fuera la norma en aquella zona.
Estas ricas tierras cercanas a la ciudad poseían unas cualidades excepcionales para la agricultura y suponían un importante apoyo para controlar las vías principales de comunicación con Lorca. Los árabes construyeron importantes sistemas de riego, presas, norias y azudes que supusieron un relevante progreso.
Fue, no obstante, con la Reconquista cristiana, a mediados del siglo XIII, cuando aparecen nombradas por primera vez muchas de las pedanías lorquinas de la actualidad, actuando entonces como alquerías.
Campillo, como otros de los pueblos cercanos, constituía un lugar muy próximo a Lorca con grandes recursos naturales. Muchos de los vecinos abandonaban el recinto que amurallaba la ciudad para trasladarse durante el día a estas fértiles y productivas tierras para aprovechar sus recursos, regresando al interior de la muralla al anochecer.
Desde la construcción de la Iglesia de Santa Cruz hasta la actualidad
Las nuevas roturas y repoblaciones de esos siglos no evitaron sin embargo que Campillo se convirtiera en lugar con un poblamiento muy disperso que poco a poco fue forjando su personalidad, y a pesar de las dificultades, consiguió en el siglo XVIII erigirse entorno a un templo parroquial, bajo la advocación de la Santa Cruz.
No obstante su debilidad demográfica será constante a lo largo de los años, no alcanzando una trayectoria ascendente hasta los años 60 del siglo XX.
Esta actitud positiva alcanzó su máxima poblacional en 1981, momento a partir del cual se asiste a un ligero retroceso.
En la actualidad esta dinámica ha conseguido variar de forma favorable, manteniendo un hábitat disperso pero concentrado en zonas concretas como las próximas a las áreas de comunicación y a espacios como colegios y parroquia.

A la hora de reconstruir el pasado de la diputación lorquina de Campillo hay que conocer las vicisitudes históricas de todo el territorio que actualmente conforma el municipio, ya que desde siempre este espacio ha estado determinado por su proximidad a la ciudad de Lorca.

Inmerso en el paisaje del Valle del Guadalentín, la ocupación de este espacio se retrotrae a tiempos prehistóricos, allí donde el hombre buscaba asentamientos que le proporcionaran una subsistencia. Como ocurre con muchas otras zonas del término, los recursos situados en esta margen del río cubrieron las necesidades básicas de los primeros pobladores, sobre todo a partir del período Neolítico, cuando se empiezan a desarrollar actividades agrícolas, ganaderas y sedentarias. Los yacimientos de época argárica se hallan dispersos por todo el valle conformado por el río Guadalentín, aunque su presencia no fue demasiado relevante debido probablemente a la persistencia del hábitat en cuevas hasta finales del IV milenio en Lorca. En ese momento las gentes de esta comarca comienzan a establecerse en poblados.

La escasez de restos arqueológicos que saquen a la luz las huellas del paso de pueblos como el ibérico o romano imposibilitan un estudio profundo de la historia de esta tierra, pero los hechos prueban que su presencia, aunque de manera poco profusa, existió.

La explotación de la vega del Guadalentín se amplió a lo largo del siglo I, comenzando entonces a poblarse las tierras situadas junto a algunas ramblas periféricas del valle, como es el caso de Campillo.

El origen medieval de Campillo

Mayor interés adquiriría el término en época musulmana, período en el que probablemente nazca la población lorquina de Campillo, aunque las continuas batallas en torno a la ciudad y el paso del territorio a la Corona de Castilla, hicieron que la despoblación fuera la norma en aquella zona.

Estas ricas tierras cercanas a la ciudad poseían unas cualidades excepcionales para la agricultura y suponían un importante apoyo para controlar las vías principales de comunicación con Lorca. Los árabes construyeron importantes sistemas de riego, presas, norias y azudes que supusieron un relevante progreso.

Fue, no obstante, con la Reconquista cristiana, a mediados del siglo XIII, cuando aparecen nombradas por primera vez muchas de las pedanías lorquinas de la actualidad, actuando entonces como alquerías.

Campillo, como otros de los pueblos cercanos, constituía un lugar muy próximo a Lorca con grandes recursos naturales. Muchos de los vecinos abandonaban el recinto que amurallaba la ciudad para trasladarse durante el día a estas fértiles y productivas tierras para aprovechar sus recursos, regresando al interior de la muralla al anochecer.

Desde la construcción de la Iglesia de Santa Cruz hasta la actualidad

Las nuevas roturas y repoblaciones de esos siglos no evitaron sin embargo que Campillo se convirtiera en lugar con un poblamiento muy disperso que poco a poco fue forjando su personalidad, y a pesar de las dificultades, consiguió en el siglo XVIII erigirse entorno a un templo parroquial, bajo la advocación de la Santa Cruz.

No obstante su debilidad demográfica será constante a lo largo de los años, no alcanzando una trayectoria ascendente hasta los años 60 del siglo XX.

Esta actitud positiva alcanzó su máxima poblacional en 1981, momento a partir del cual se asiste a un ligero retroceso.

En la actualidad esta dinámica ha conseguido variar de forma favorable, manteniendo un hábitat disperso pero concentrado en zonas concretas como las próximas a las áreas de comunicación y a espacios como colegios y parroquia.

La diputación de Campillo ha logrado ocupar un lugar de peso dentro del municipio lorquino, con acentuada importancia en actividades como la agrícola y ganadera, y levantando en su entorno un amplio conjunto de edificaciones que han sido destinadas, en muchos casos, a viviendas secundarias.

 

Fuente: Región de Murcia Digital (www.regmurcia.com)

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email: aavv.campillo.lorca@hotmail.com, C.I.F.:

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